El propósito de este post es establecer la importancia de la manometría esofágica en la evaluación de los niños con disfagia (dificultad para deglutir los alimentos).
Este niño de 9 años fue operado de funduplicatura (cirugía para el reflujo) a los 2 años de edad, después de la cirugia, durante 1 año el niño presento difagia la cual fue manejada con modificaciones dietéticas y aparentemente mejoró. A los 3 años la disfagia despareció, sin embargo a los 8 años presenta nuevamente esta sintomatología, acompañado de dolor en epigastrio (boca del estomago)
El medico que lo envió para la manometria esofágica tenia dos opciones:
A) que la funduplicatura estuviera apretada, es decir que hubiera obstrucción al paso del esófago al estómago, ó …
B) alguna alteración en la motilidad esofágica.
Al hacerle la manometria nos damos cuenta que presenta Motilidad esofágica inefectiva, es decir la opción B¿esto qué quiere decir? que el esófago no se mueve y no se contrae de forma adecuada.
Definitivamente surgen muchas preguntas
¿ya tenia este problema desde los dos años?, ¿Se presentó esto desde los 8 años que comenzó con la sintomatología? ¿si ya presentaba esta alteración manométrica desde los dos años, porque estuvo asintomático 5 años? ¿algo disparo la sintomatología?
Estas preguntas se irán resolviendo de acuerdo a la evolución del niño, sin embargo de no haberse realizado la manometria, probablemente este paciente hubiera sido operado nuevamente o sometido a dilataciones esofágicas innecesarias.
Si bien en adultos, se realiza de forma rutinaria la manometria esofágica previo a la funduplicatura, en niños no es algo que se realice normalmente, por lo tanto la recomendación es: abordar al niño de forma integral y evaluar la función motora del tracto gastrointestinal de forma adecuada.
